La tecnología NFC, entre todas sus ventajas, también tiene el problema de la seguridad. El hecho de que se requiera una distancia muy corta (unos 10 cm) para la transmisión de datos, conlleva un mayor control. Es decir, a diferencia de los códigos QR, en los que esa información puede ser distribuida por terceros, NFC permite que la transmisión se produzca sólo cuando tú quieras y entiendas.
Se trata de una tecnología al alcance de todos, ya que está incorporada en los modernos smartphones, lo que la ha hecho económicamente atractiva y sigue ofreciendo una calidad superior a la de otras herramientas de transmisión de datos. Además, al seguir parámetros de seguridad internacionales, también es capaz de ofrecer una mayor garantía de confianza al usuario.
Los niveles de seguridad varían en función de los chips elegidos, debido a sus características criptográficas. Hay chips que se utilizan como sellos de seguridad para garantizar la autenticidad de un producto, ya que es posible almacenar en la memoria del chip un bloque de interacciones, que puede ser comprobado en cualquier momento por el usuario.
Además, también podemos hablar de seguridad a nivel personal, ya que con el uso de la tecnología NFC, el control de tu información es superior. Sólo se puede proporcionar la información que permite la memoria del chip. En algunos casos, y dependiendo de la forma en que esté programado, el chip puede ser desactivado, quedando inactivo.
El hecho de que no se requiera ningún contacto físico por parte del usuario para transmitir los datos, confiere a esta tecnología un alto grado de seguridad en términos de salud pública. Por ejemplo, al pagar con tarjetas sin contacto, no es necesario tocar nada. Esto es ventajoso para el usuario y para la persona a la que quiere compartir su información.